Volver a mirarnos, volver a confiar: sanar juntos el miedo

Volver a mirarnos, volver a confiar: sanar juntos el miedo

En los barrios de Godoy Cruz, la inseguridad ha dejado marcas. No solo en las puertas forzadas o en las mochilas robadas. Ha dejado algo más profundo: el miedo a vivir como antes.

Nos acostumbramos, casi sin darnos cuenta, a mirar por la ventana antes de salir. A dejar de charlar en la vereda. A cerrar temprano, a caminar apurados. El miedo se volvió una rutina silenciosa. Pero no tiene por qué ser así.

No queremos quedarnos en la queja. Porque también vemos lo bueno: las luces nuevas que iluminan plazas y calles, las alarmas comunitarias que cuidamos entre todos, el esfuerzo real de muchas personas que trabajan por la seguridad de todos.
Sí, hay problemas. Pero también hay señales de que juntos podemos sanar.

Lo vemos en espacios que no se rinden. En la Iglesia Santa Lucía, donde siguen organizando encuentros que reúnen y abrazan. Lo vemos en el Centro de Jubilados 29 de Enero, donde la risa y el acompañamiento vencen al encierro. En la Unión Vecinal de Gobernador Benegas, donde vecinos y vecinas no esperan sentados: se organizan, se cuidan, se escuchan.

Y eso vale. Eso sana.

La seguridad no es solo patrulleros ni botones de pánico. También es mirarse, saludarse, confiar de nuevo en el otro. Es saber que alguien te espera, que hay una red invisible que te sostiene. Que no estás solo ni sola.

Claro que necesitamos más respuestas del Estado. Claro que esperamos que las políticas públicas lleguen a cada rincón. Pero mientras tanto, hay algo que no depende de ellos: volver a elegirnos como comunidad.

Tal vez la cura al miedo no esté en más candados, sino en más encuentros. Tal vez no se trata de levantar más rejas, sino de tender más manos.
Tal vez la seguridad que soñamos empieza por el corazón del barrio.

En Godoy Cruz hay personas que no se resignan. Y ese es nuestro capital más grande. Somos muchos los que queremos volver a caminar sin miedo, a saludar sin apuro, a tomar mate en la vereda como antes. No por nostalgia, sino por derecho. Porque una vida normal no debería ser un lujo, sino lo mínimo para vivir en paz.

Hoy queremos invitarte, vecino, vecina, a hacer algo simple pero profundo: volver a mirar al otro con confianza. Hablar con quien tenés al lado. Participar en lo que ya existe. Ser parte de esa red que no se rinde.

Porque cuando nos volvemos a encontrar, el miedo se achica.
Porque cuando nos organizamos, la esperanza crece.

Y vos, ¿qué pequeño gesto podés hacer hoy para que tu cuadra, tu barrio, tu comunidad, sea un lugar más humano y menos temeroso?

No estamos solos.
Estamos juntos. Y eso cambia todo.


Publicado por RedBarrial.com – Donde las voces del barrio se escuchan y sanan.
Porque la esperanza también se construye con palabras y manos vecinas.

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